viernes, 16 de octubre de 2009

Rincones de Pamplona

Estos son los días que quedan para San Fermín. 223. Y es que no puedo pensar en Pamplona y no relacionarlo con esta fiesta. Era la fiesta por la que yo primero conocí a esta ciudad. Antes de llegar aquí poco más existía para mí que no fueran toros, el rojo y el blanco.

Esta foto la realizó otra compañera clase pero la he puesto porque a mí también fue la primera imagen que se me vino a la cabeza cuando nos propusieron esta práctica. Primero porque mi residencia estaba muy cerca de este cartel y lo veía cada día, y segundo porque me parece algo muy original y hace referencia a el día del que os he hablado.


Así que he querido retocar estas fotos para darles el color que quiero, el color del que yo veo esta práctica. Incluso cuando hay una imagen de Pamplona que no hace alusión directa a San Fermín, todo lo veo de rojo y blanco.

jueves, 15 de octubre de 2009

Con-posiciones

A continuación la pregunta fija de examen: las reglas de la composición. El fotógrafo juega en diferentes posiciones para captar la imágen con una buena composición. Para los que aún estamos aprendiendo...siempre nos quedará recortar y recortar...


LÍNEAS
: rectas, curvas, diagonales, horizontales, verticales,...incluso torcidas. Las líneas construyen el perfil de lo material, nos guían hacia un punto, nos hacen sentir relajados o incluso nerviosos. Hay líneas para todos.




SENCILLEZ: dicen que las cosas más bonitas son las más sencillas. No es que una flor sea recurrente para representar algo sencillo y bonito sino que fue lo primero que se me vino a la cabeza. Esta, en concreto, a pesar de tener unos colores fuertes combinan a la perfección y eso me produce sensación de calmaL; y a la vez, por su viveza: alegría.




TERCIOS: un tercios, dos tercio, una guitarra. El secreto está en colocar el objeto en el lugar adecuado. Ahí, en una esquina, sin querer acaparar protagonismo. Eso sería más propio de un medio...pero sin embargo, todos giramos nuestros ojos, para observar la guitarra. La elegancia del tercio. Por cierto, aquí también hay líneas...




ENCUADRE: este sí que está encuadrado en el centro. Aquí, sin duda, el conjuntos de rosas formando un corazón se han ganado el trono...¡al medio!



EQUILIBRIO: una gama cromática agradable a la vista, igual que los tonos de la camisa, la pared...el adorable Mario. Igual que los tonos de la araña, por no hablar de su equilibrio...que tiene, la muy habilidosa, para sostenerse en esos finos hilos que teje. Y no olvidarnos del collage de mi pared. Una foto a fotos y frases que habla de la danza, en mundo en el que se necesita un gran equilibrio. Esta foto tiene un equilibrio cromático y también, en la forma en que están coloadas las fotos.



RELACIÓN FIGURA FONDO: aquí, por muy adorable que sea el niño, tenemos unos males ejemplos de figura fondo.


El cuento de navidad de Auggie Wren

(...)

"Mientras hojeaba los álbumes y empezaba a estudiar la obra de Auggie, no sabía qué pensar.
Mi primera impresión fue que se trataba de la cosa más extraña y desconcertante que había visto nunca.

Todas las fotografías eran iguales.

Todo el proyecto era un curioso ataque de repetición que te dejaba aturdido, la misma calle y los mismos edificios una y otra vez, un implacable delirio de imágenes redundantes. No se me ocurría qué podía decirle a Auggie; así que continué pasando las páginas, asintiendo con la cabeza con fingida apreciación.Auggie parecía sereno, mientras me miraba con una amplia sonrisa en la cara, pero cuando yo llevaba ya varios minutos observando las fotografías, de repente me interrumpió y me dijo:
- Vas demasiado deprisa. Nunca lo entenderás si no vas más despacio.

Tenía razón, por supuesto.
Si no te tomas tiempo para mirar, nunca conseguirás ver nada.
Cogí otro álbum y me obligué a ir más pausadamente.
Presté más atención a los detalles, me fijé en los cambios en las condiciones meteorológicas, observé las variaciones en el ángulo de la luz a medida que avanzaban las estaciones.
Finalmente pude detectar sutiles diferencias en el flujo del tráfico, prever el ritmo de los diferentes días (la actividad de las mañanas laborables, la relativa tranquilidad de los fines de semana, el contraste entre los sábados y los domingos).
Y luego, poco a poco, empecé a reconocer las caras de la gente en segundo plano, los transeúntes camino de su trabajo, las mismas personas en el mismo lugar todas las mañanas, viviendo un instante de sus vidas en el objetivo de la cámara de Auggie.

Una vez que llegué a conocerles, empecé a estudiar sus posturas, la diferencia en su porte de una mañana a la siguiente, tratando de descubrir sus estados de ánimo por estos indicios superficiales, como si pudiera imaginar historias para ellos, como si pudiera penetrar en los invisibles dramas encerrados dentro de sus cuerpos.
Cogí otro álbum.
Ya no estaba aburrido ni desconcertado como al principio.


Me di cuenta de que Auggie estaba fotografiando el tiempo, el tiempo natural y el tiempo humano, y lo hacía plantándose en una minúscula esquina del mundo y deseando que fuera suya, montando guardia en el espacio que había elegido para sí.
Mirándome mientras yo examinaba su trabajo, Auggie continuaba sonriendo con gusto.
Luego, casi como si hubiera estado leyendo mis pensamientos, empezó a recitar un verso de Shakespeare
- Mañana y mañana y mañana - murmuró entre dientes -, el tiempo avanza con pasos menudos y cautelosos.

Comprendí entonces que sabía exactamente lo que estaba haciendo.


Eso fue hace más de dos mil fotografías."




(...)


"No me preguntes por qué lo hice.
No tengo ni idea.
Puede que no quisiera decepcionarla o algo así, no lo sé.
Simplemente salió así y de pronto, aquella anciana me abrazaba delante de la puerta y yo la abrazaba a ella.

No llegué a decirle que era su nieto.
No exactamente, por lo menos, pero eso era lo que parecía.
Sin embargo, no estaba intentando engañarla.
Era como un juego que los dos habíamos decidido jugar, sin tener que discutir las reglas.
Quiero decir que aquella mujer sabía que yo no era su nieto Robert.
Estaba vieja y chocha, pero no tanto como para no notar la diferencia entre un extraño y su propio nieto.
Pero la hacía feliz fingir, y puesto que yo no tenía nada mejor que hacer, me alegré de seguirle la corriente."

viernes, 9 de octubre de 2009

Mercado de Santo Domingo

Tanto en Pamplona como en cualquier otra ciudad esto es lo primero que se nos viene a la cabeza al pensar en la palabra mercado.

Puesto de pescado desde el interior

Para hacer esta foto me colé dentro del puesto. Tuve suerte y ese día una pescatera simpática me animó a que pasará por la puerta de atrás para hacer fotos. Había muchas cosas que retratar, desde luego, pero sin duda esta es la que mejor refleja cómo se ven desde dentro las cosas. Con tanta gente, impacientes incluídos, no es fácil hacer cosas como esta:


Bonito despedazado

Una vez dentro, salió uno de los temas más habituales en estos sitios: la crisis. Estuve charlando con la pescatera simpática acerca de las ventas y se quejó. Es cierto, a pesar de que yo fui un martes al mercado me pareció que había poca gente. Esto me dificultó un poco las cosas porque al ser pocos me daba un poco de reparo sacar fotos. Cada vez que sacaba fotos huía o bien las sacaba a distancia. Como en esta, que el jóven rebusca en su cartera en busca de moneditas escasas en los tiempos que corren.

¿"Crisis" ?

Esta foto es una piña del mismo puesto que arriba. Es un puesto que me gusta porque está en semicírculo y lleno de color. Miraras el producto que mirarás siempre tendría cerca frutas que transmitieran vitalidad. Te alegraba pasear en curva a través de él. Esta piña me pareció muy exótica y me llamó la atención verla al lado de algo tan común como pueden ser las alubias.

Piña


En la siguiente foto ya no hay alegría sino asombro. El color vivo de los pimientos: rojo y verde. Y pegadas a ellos el color berenjena. Nunca mejor dicho. Es ese morado-granate tirando a negro. Todos de una textura brillante. Podrían pasar por figuras de plástico que adornan un bodegón improvisado. Pero no. Estaban allí esperando a que alguien decidiera cocinarlas antes de que su aspecto empiece a empeorar.

Verduras brillantes


Y fue el pescado en el que más tiempo me detuve. Cangregos, ojos, dientes, escamas, gambas, caracolillos,...y al final me quedé con el plata de las anchoas. 4.80€ el kilo así que de plata sólo el color. Por lo visto esa mañana vendieron muchas. Espero que no se olvidaran de aquella de la esquina a la izquierda.

Caja de anchoas


Anchoas primer plano





Si algo me gustó fue recordar que aún hay sitios en los que el trato con la gente se mantiene. Las grandes moles de supermercados ofrecen una gran variedad de productos pero siempre estará el mercado para que la calidad se ofrezca tanto en el producto como en las relaciones entre personas. Abuela y tendera con los cambios

Como anécdota, aquí os dejo a la instrusa que también hizo la cola en el mercado. Nos encontramos a una paloma cotilla que se metía dentro de todos los puestos. Los simpáticos vendedores trataron de echarla sin armar mucho alboroto.

Paloma intrusa